
¿Qué es el bullying?
El acoso escolar, o bullying, se define como un patrón de conductas agresivas, repetidas y desiguales de poder entre escolares, en el que un/a menor es víctima de otros/as. Estas conductas pueden ser físicas (golpes, empujones), verbales (insultos, burlas, amenazas), sociales (exclusión, difusión de rumores) o cibernéticas (ciberacoso a través de redes y dispositivos electrónicos).
El acoso escolar se caracteriza por su repetición y persistencia, la desigualdad de poder entre víctima y agresor/a, y el impacto negativo en el bienestar emocional, académico y social de quienes lo sufren. Las consecuencias pueden aparecer tanto a corto plazo (ansiedad, tristeza, bajo rendimiento) como a largo plazo (depresión, baja autoestima, dificultades en relaciones interpersonales).
Causas y factores de riesgo
El acoso escolar surge de la interacción de factores individuales, familiares, escolares y sociales:
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Factores individuales: dificultades en habilidades sociales, impulsividad, baja autoestima, alta necesidad de control o búsqueda de poder.
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Factores familiares: estilos de crianza autoritarios o negligentes, poca supervisión, violencia familiar.
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Factores escolares: clima escolar conflictivo, ausencia de protocolos claros, falta de supervisión docente.
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Factores sociales y culturales: tolerancia a la violencia, estereotipos de género o de grupo, exposición a modelos agresivos.
Comprender estos factores permite prevenir y diseñar intervenciones adaptadas a cada contexto.
Evaluación
La evaluación del acoso escolar busca identificar víctimas, agresores/as y testigos, así como medir la frecuencia, intensidad y consecuencias de las conductas. Se realiza a través de:
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Entrevistas y cuestionarios con la víctima, agresor/a y familias.
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Observación directa en el aula y espacios comunes.
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Revisión de incidencias escolares y registros de conflictos.
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Valoración del impacto emocional y social en la víctima, detectando ansiedad, tristeza, aislamiento o cambios en el rendimiento académico.
El objetivo es obtener un diagnóstico completo de la situación, que permita intervenir de forma individual, grupal y educativa.

Intervención y apoyo psicológico
El tratamiento del acoso escolar combina prevención, intervención y seguimiento:
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Prevención: programas escolares de educación emocional, habilidades sociales y resolución de conflictos; campañas de concienciación y formación de docentes y familias.
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Intervención con la víctima: acompañamiento psicológico para reducir ansiedad, miedo y autoestima baja; entrenamiento en habilidades sociales y estrategias de afrontamiento.
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Intervención con el/la agresor/a: programas de modificación de conducta, desarrollo de empatía, regulación emocional y responsabilidad sobre sus actos.
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Trabajo con la comunidad escolar: protocolos claros, coordinación entre docentes, familias y psicólogos/as; vigilancia de áreas de riesgo y seguimiento continuo.
El enfoque multidisciplinar y colaborativo aumenta la eficacia de la intervención y contribuye a reducir el impacto emocional y social del acoso, favoreciendo un clima escolar seguro y respetuoso.
Referencias
Farrington, D. P., & Ttofi, M. M. (2011). Bullying: Prevención e intervención. Editorial Médica Panamericana.
Olweus, D. (2013). Prevención del acoso escolar: Manual práctico para profesores, padres y educadores. Paidós.
Ortega-Ruiz, R., & Del Rey, R. (2015). Bullying y ciberbullying: Evaluación, prevención e intervención. Síntesis.
Rigby, K. (2010). Prevención y tratamiento del bullying escolar: Guía práctica para docentes y familias. Desclée de Brouwer.

Psicoterapeuta infanto-juvenil y psicólogo general sanitario
