
¿Qué es la hipocondría?
La hipocondría se caracteriza por una preocupación intensa y persistente por padecer o desarrollar una enfermedad grave, a pesar de contar con valoraciones médicas tranquilizadoras o ausencia de hallazgos significativos.
Las personas con este trastorno interpretan sensaciones corporales normales o leves (por ejemplo, un dolor, una palpitación, una tos ocasional) como señales de enfermedad grave. Esta preocupación genera ansiedad elevada, conductas de comprobación (visitas médicas repetidas, búsqueda constante de información en Internet o “autochequeos” corporales) y, a menudo, evitación de situaciones o lugares que asocian con enfermedad (como hospitales o conversaciones sobre salud).
A diferencia de los trastornos somáticos, en la hipocondría no existe un síntoma físico predominante o incapacitante, sino una interpretación errónea y ansiosa de las sensaciones corporales y un patrón cognitivo centrado en el miedo a enfermar.
Causas frecuentes
El origen de la hipocondría es multifactorial. Diversos modelos psicológicos integran factores biológicos, cognitivos, emocionales y contextuales:
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Factores de aprendizaje: experiencias tempranas con enfermedad o pérdida (propia o de un familiar) pueden generar una hipervigilancia corporal y asociación entre sensaciones físicas y peligro.
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Factores cognitivos: sesgos en la interpretación de la información corporal (catastrofismo, pensamiento dicotómico, atención selectiva a síntomas).
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Factores emocionales: dificultad para tolerar la incertidumbre y la ansiedad, elevada sensibilidad a las señales corporales y tendencia a la somatización.
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Factores socioculturales: sobreexposición a información médica, búsqueda de salud perfecta y medicalización del malestar cotidiano.
La interacción de estos elementos mantiene el círculo vicioso de preocupación → ansiedad → chequeo → alivio temporal → nueva duda → más preocupación.
Evaluación
En el proceso de evaluación psicológica de la hipocondría se busca comprender en profundidad cómo la preocupación por la salud afecta a la vida de la persona, más allá de los síntomas físicos o médicos.
Durante las primeras sesiones, se realiza una valoración global que incluye la historia personal y médica, los factores emocionales y cognitivos que mantienen la ansiedad, así como las conductas asociadas, como la búsqueda constante de seguridad o la evitación de situaciones relacionadas con la enfermedad.
El objetivo de esta fase es entender el origen y el funcionamiento del problema en cada caso, identificando los patrones de pensamiento, emoción y comportamiento que contribuyen al malestar. Esta comprensión compartida entre paciente y terapeuta permite establecer un plan de tratamiento ajustado a las necesidades individuales, con objetivos claros y estrategias específicas.

Tratamiento
Terapia Cognitivo-Conductual
Las principales guías internacionales (NICE, APA, OMS) recomiendan la psicoterapia cognitivo-conductual (TCC) como tratamiento de primera elección para la hipocondría.
La TCC ha demostrado eficacia en numerosos ensayos controlados y metaanálisis, tanto en formato presencial como online. Su objetivo es modificar los patrones de pensamiento catastrofista, reducir las conductas de comprobación y evitación, y mejorar la tolerancia a la incertidumbre.
Las técnicas más utilizadas incluyen:
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Reestructuración cognitiva: identificación y cuestionamiento de interpretaciones erróneas sobre las sensaciones corporales.
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Exposición con prevención de respuesta: afrontar las sensaciones y pensamientos temidos sin recurrir a comprobaciones o consultas médicas.
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Entrenamiento en mindfulness y aceptación: observar los síntomas con una actitud no juiciosa, reduciendo la fusión cognitiva con el miedo a la enfermedad.
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Psicoeducación: comprensión del papel de la ansiedad y del sistema cuerpo-mente.
Estas estrategias ayudan al paciente a romper el ciclo de preocupación-reaseguramiento y recuperar una relación más equilibrada con su salud.
Coordinación interdisciplinar
En algunos casos, puede ser útil una coordinación con psiquiatría o medicina de familia para descartar enfermedades médicas, ajustar la información y favorecer la confianza del paciente en el proceso terapéutico. En Centro Lumos, trabajamos de forma conjunta con otros profesionales cuando es necesario, asegurando una atención integral y coherente.
Referencias
Belloch, A., Sandín, B., & Ramos, F. (2008). Manual de psicopatología (Vol. II, 2.ª ed. revisada y actualizada). McGraw-Hill Interamericana.
Furer, P., Walker, J. R., & Stein, M. B. (2007). Tratamiento de la ansiedad por la salud y el miedo a la muerte: Guía práctica para el profesional (Trad. adapt.). Desclée de Brouwer.
Taylor, S., & Asmundson, G. J. G. (2006). Tratamiento cognitivo-conductual de la ansiedad por la salud (Trad. y adaptación al español). Desclée de Brouwer.
Warwick, H. M. C., & Salkovskis, P. M. (1990). La hipocondría: comprensión y tratamiento cognitivo-conductual. En Belloch, A. & Sandín, B. (Eds.), Avances en psicología clínica y de la salud (pp. 105-117). McGraw-Hill.

Responsable sanitario y psicólogo general sanitario
Psicoterapeuta infanto-juvenil y psicólogo general sanitario

